“brille ¡oh Patria!, en tu diadema
la perdida perla austral”
(Himno de
Malvinas)
Por: Emanuel.M.Canedo
Cuando éramos
chicos y en la primaria nos pedían llevar un mapa político, comprábamos uno
que tenía un cartelito que decía (Arg) alrededor de unas islas al sur de
nuestro territorio. Con el paso de los años nos fueron diciendo que esas eran
las Malvinas y que eran nuestras aunque las tuvieran los ingleses, y más tarde
que hubo una guerra a la que mandaron a jóvenes a ser héroes y morir por la
patria.
A medida que fuimos
haciéndonos más grandes, y también más críticos, nos enteramos que esos jóvenes
iban con armas de principios de siglo a luchar contra un ejército profesional y
bien armado. Supimos que pasaron frío, que tuvieron hambre y les robaban los
chocolates y la comida que la sociedad compadecida le mandaba a sus
intérpretes, y sin embargo que lo peor
fue el regreso, el volver para convertirse en parias del “aquí no ha pasado nada” avalado por los medios para los que antes se
iba ganando la guerra, como si la
sangre de “nuestro Vietnam” (Calamaro
dixit) se hubiera secado sin haberse siquiera derramado.
Hoy que ya hemos
pasado los desmemoriados ’90 de frivolidad, el debate por las islas se ha
reabierto. Llevó un tiempo leyendo diarios y opiniones de otros que como yo
tampoco habían nacido en esa época. Para algunos hablar de las Malvinas es
recurrir a un patriotismo barato; sí usted que está leyendo esto opina igual, deje la lectura ahora mismo. En cambio, si como yo piensa que se tiene que hablar
de ese cachito de patria robada y pedir justicia con todos los medios que la
paz nos brinda, continué con estas letras en los párrafos subsiguientes.
Para los ingleses,
nosotros somos los colonialistas. Me dirán que quién dijo eso es David Cameron,
pero ese primer ministro de ahora ¿Está muy lejos de Margaret Tatcher? ¿Acaso
los ingleses no siguen manteniendo cautivas más colonias que ningún otro país
en el mundo? ¿Acaso en su historia no se han hecho ricos recurriendo a la
conquista de otros civilizaciones y al saqueo pormenorizado de sus bienes? Argentina no es colonialista; para comenzar, estas fueron conquistadas primero
por los españoles y, por lo tanto, heredadas al independizarnos. Por otra parte,
el reclamo se basa en la cercanía marítima con las islas, ya que la distancia entre Río Grande y Puerto Argentino (actualmente
conocido como Stanley), la capital de las islas, es de solamente 800 kilómetros,
contra los 12.700 kilómetros que la separan de Londres.
A su vez, las Malvinas están unidas geológicamente al continente
americano, es decir que bajo el mar se hallan conectadas con nuestro país y, según la “Convención del Mar” de la ONU, los países con costas alrededor de
uno de estos, se reivindican esos terrenos para sí. Teniendo 2.500.000 kilómetros cuadrados de costa, la Argentina debería poseer esa zona económica
exclusiva, de la que actualmente los británicos están llevándose valiosos
recursos naturales y pretenden realizar excavaciones en busca de petróleo.
Además, cabe destacar que desde las islas cuentan con una base militar
con la que fácilmente podrían atacar a casi medio continente con misiles
dirigidos; y esto no sólo nos afecta a nosotros, sino a Uruguay, Brasil y
Chile.
Sin embargo, en este nuevo reclamo, con las
herramientas de la paz y el debate propuestas desde Argentina, cabe señalar que
las cosas son muy diferentes a como eran en el ’82, no sólo por los muchos
años de democracia ininterrumpida y porque ningún gobierno de estos va a
mandar a jóvenes a la muerte para demostrar poderío, sino que la mayoría de
nuestros países hermanos latinoamericanos apoya el pedido de soberanía sobre el
territorio en el que aún descansan los restos de muchos NN con un cruz blanca
contra el olvido.
Algunos días como éste me gusta soñar con que voy a conocer Malvinas,
pero que la bandera flameante va a ser celeste y blanca, como siempre debió
haber sido, y sólo después de verla voy a pasar por esas tumbas a deja una
flor, aunque la seque el frío. Si se quiere la tierra en que se nace, por muy
lejana que esté, es probable que la patria no sea sólo una palabra más del
diccionario, sino esa que defina lo que somos y amamos.