sábado, 17 de septiembre de 2011

Hervé Kempf: “El capitalismo ya pasó su apogeo y ahora está decayendo”

Hervé Kempf, periodista francés especializado en cuestionen del medio ambiente, aseguró que para salvar el planeta es necesario salir del capitalismo y el medio para hacerlo es encontar una psicología colectiva que se le oponga a dicho sistema. 


Hervé Kempf, reconocido periodista del diario francés Le Monde, dio una conferencia el martes pasado en el Centro Cultural Parque de España de Rosario, con motivo de promocionar su nuevo libro titulado  “Para salvar el planeta: salir del capitalismo”. A su vez, hizo un recorrido histórico del capitalismo, con sus consecuencias en la sociedad y en el medio ambiente y las causas de su actual progresiva decaída.
El coloquio comenzó pasadas las 19.30 con la presentación del invitado por parte de Frédéric Davanture, director y encargado de comunicación de la Alianza Francesa, organizadora del evento. Después de los saludos, Kempf entró de lleno en lo que le compete, plantando que el sistema capitalista empezó a modificarse hace 30 años atrás. “Entre 1980 y 1982, subieron al poder Margaret Thatcher (Inglaterra) y Ronald Reagan (EEUU) y, con ello, comenzó un período en el que hubo un crecimiento económico y productivo muy importante. Este aumento en la productividad se relaciona con el aumento en la producción del trabajo en cuanto al ser humano, que dobló en 15 años. Ello trajo aparejado el acrecentamiento de la riqueza material que impactó fuertemente en el medio ambiente”, interpretó el especialista en problemáticas ambientales y agregó: “La economía financiera (juego en la bolsa, con títulos; especular) se despegó de la economía real (producción de bienes y servicios). El cambio financiero alcanzó 1 millón de billones de dólares, medio para cambiar la riqueza colectiva”.
Como consecuencia principal de este proceso, el francés remarcó el acrecimiento de la desigualdad, lo cual conformó una clase dirigente extremadamente rica. “Esta clase dirigente la podemos llamar Oligarquía, que controla los medios financiero más grandes y los instrumentos políticos y mediatos”, sostuvo.
Otro aspecto que subrayó el escritor de “Cómo los ricos destruyen el planeta” fue el de la “globalización económica y cultural”. “Thortstein Veblen, un economista del siglo XIX, afirma que en casi todos los habitantes se observa una rivalidad simbólica, inherente a la naturaleza humana. Las personas tratan de demostrar una superioridad las unas a las otras mediante la ropa, las joyas, los artículos exteriores”, comentó Kempf y adicionó: “En las sociedades jerárquicas, los individuos de la sociedad encuentran el modelo de lo que es prestigioso en la clase alta, donde también hay rivalidad simbólica. Todos miran hacia la cumbre, los que están arriba definen el modelo cultural de los otros. Esto genera una gran desigualdad y un modelo de desperdicio debido al recambio constante de objetos materiales”.
El sobreconsumo acentuó una crisis ecológica histórica y, a causa de ello, la naturaleza empezó a mostrar sus límites. “La crisis tuvo sus inicios con la Revolución Industrial y se agravó desde 1980, llegando a un nivel de la productividad humana (capacidad humana de transformar el mundo) que nunca antes habíamos alcanzado”, confesó el periodista e indicó que los científicos han afirmado que si se sigue actuando de esa manera, se llevará a una “situación de irreversibilidad”. “Junto con ellos, los ecologistas, los climatólogos, los economistas, no han parado de decir que existe esta crisis ecológica, pero el capitalismo ha tapado todo ello”, declaró Kempf.
Con respecto a la psicología colectiva, el sistema capitalista tiene como triunfo más importante la “conformación del individualismo”, el cual no se creó en los últimos 30 años, sino que se remonta al Renacimiento con su psicología emancipadora. “El capitalismo condujo al debilitamiento de la estructura de la sociedad y, más tarde, a la mercantilización de la misma mediante la publicidad, la televisión, etc.”, dijo el escritor. Además, añadió: “El acto comerciante se impone como modelo de la sociedad y esto se traduce como modelo de mercantilización de la figura humana. Un ejemplo de ello es el aumento de la prostitución, que llegó a niveles nunca antes vistos, y el amento del trabajo del niño”.
“Hoy al capitalismo hay que observarlo como una filosofía, como una antropología. El individuo busca maximizar su interés personal en competencia unos con otros”, indicó Kempf y declaró que actualmente “es el mercado el que tiene que arreglar los problemas personales” con la oferta de productos.
El periodista, tal como ilustra el título de su libro en presentación, remarcó que “hay que salir del capitalismo porque conduce a una crisis social y alimenta una crisis ecológica”. En relación a la solución de esta problemática, subrayó: “La respuesta de cómo hacerlo no la va a encontrar un individuo aislado, sino que es la inteligencia colectiva la que lo va a hacer”. En efecto, el reto es encontrar una psicología colectiva capaz de conformar un modelo alternativo al sistema que rige. Sin embargo, el escritor dejó en claro que “salir del capitalismo no es salir de la economía del mercado”. “Lo necesario es ponerle límites a esta economía, recuperar el control del sistema financiero, disminuir el consumo material y energético y la desigualdad social. Es decir, hay que reducir el modelo de oligarquía”, aseveró.
Asimismo, el francés se refirió a los medios de comunicación y subrayó que es primordial tomar el control de los mismos, “no el Estado, sino el pueblo”. “Es fundamental que haya diversidad de los medios de comunicación debido a que actualmente no dependemos de un estado represor, sino de los medios y de los periodistas”, expresó.
Kempf aseguró que “el sistema capitalista ya pasó su apogeo y ahora está decayendo”, debido a que se está tomando conciencia a nivel mundial de los problemas sociales y ecológicos que derivan de esta doctrina. A su vez, señaló como un claro ejemplo lo que está sucediendo en Chile, donde la sociedad se  ha puesto en contra de un Estado que no está al servicio de la ciudadanía, sino de las grandes compañías.
Para concluir, Hervé Kempf no pudo dejar de referirse a nuestro país argumentando: “Argentina comenzó a salir de este sistema en el 2001 cuando su pueblo reclamó ante el robo de la economía financiera y, con golpes de ollas y no de bombas, retomó su soberanía sosteniendo que no iban a pagar la deuda, al menos no en ese momento”.

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